La escuela francesa llega a su máxima expresión educativa a principios del siglo XX (1906) cuando el Teniente de Navío, Hébert (1875-1956) crea el "método natural”, verdadero retorno a las actividades básicas del hombre primitivo involucrado profundamente en la naturaleza. Este carácter antropológico, por un lado, y de globalidad por otro, entroncó completamente con las nuevas corrientes psicopedagógicas de la escuela nueva.
El “Bureau International des Écoles Nouvelles” (B.I.E.N.), fundado en Ginebra por A. Ferrière, incluye el método natural en uno de los 30 puntos, que en 1921 se aprobaron en Calais, como proclamatorios de la Escuela Nueva. El otro punto que hace referencia a la actividad física, dentro del contexto de dicha escuela nueva, son las actividades en la naturaleza.
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